"Escribir es prolongar el tiempo, dividirlo en partículas de segundos, dando a cada una de ellas una vida insustituible". (Clarice Lispector)
Entre “quehaceres” y tráfico se desenvuelve la vida del venezolano común. En vista de lo vital que resulta optimizar el tiempo, los desayunos en las colas y las lecturas en los centros de comida “rápida” son más comunes de lo que parecen. Quizás la diferencia sustancial entre el que vive la rutina amargado y el que no ha perdido la capacidad de acariciarle la espalda a la vida es la habilidad de apreciar los pequeños momentos. No es lo mismo refunfuñar porque la lluvia causará hidrofobia a las autopistas de Caracas que inmortalizar el instante en el que las gotas de agua caen como misiles en el charco, levantando el agua sucia como una micro explosión, para luego diluirse en lo que parece un festín de ondas que acrecientan su tamaño incesantemente. Es esa destreza para perpetuar instantes lo que hace de nuestra rutina algo menos convencional y despierta nuestra sensibilidad por la reflexión que, a su vez, es la responsable de los inventos y descubrimientos más importantes de la historia. Dicha inquietud no sólo ha sido dirigida a la ciencia, también hay quienes (para mí, los más osados) la “transforman” en arte. Este blog está dirigido para los curiosos, aquí no sólo podrán leer historias que por timidez sólo me atrevo a contar por escrito, tanto reales como “de mentira“; también podrán apreciar en “cámara lenta” las pequeñas cosas que la naturaleza nos obsequió y que los científicos se han dado a la tarea de explicar para nosotros, los curiosos.
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